LAS PENSIONES: UN MONSTRUO SILENCIOSO QUE MORELOS EMPIEZA A ENFRENTAR
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 17 de marzo de 2025
Por fin alguien en Morelos parece haber encendido la luz en un cuarto oscuro que todos prefieren ignorar: el de las pensiones municipales. La diputada Jazmín Solano López, del grupo parlamentario de Morena, ha puesto sobre la mesa una iniciativa que podría ser el primer paso para evitar que ese monstruo silencioso —las obligaciones financieras de los ayuntamientos con sus trabajadores— termine devorando las arcas públicas.
Su propuesta, que reformaría el artículo 38 de la Ley Orgánica Municipal, obliga a los 36 municipios del estado a incluir en su Presupuesto de Egresos Anual un estudio actuarial de las pensiones y a actualizarlo cada tres años. Parece un tecnicismo, pero es un cambio que podría marcar la diferencia entre el colapso financiero y la sostenibilidad.
Hablemos claro: las pensiones son un tema que pocos quieren tocar porque es incómodo. Prometerlas es fácil; pagarlas, una pesadilla.
En Morelos, como en muchos lugares de México, los ayuntamientos han operado sin una radiografía clara de cuántos trabajadores tienen derecho a una pensión, cuánto costará mantener esas promesas en el futuro o si las reservas actuales alcanzan para algo más que un par de años. La legisladora lo dijo en su exposición de motivos: ni siquiera hay información unificada sobre cuántas personas están pensionadas en el estado. Así, sin datos, ¿cómo planeas? La respuesta hasta ahora ha sido no planear, y eso nos ha llevado a un sistema de pensiones que camina a ciegas hacia el precipicio.
La iniciativa de Solano López llega en un momento clave. Durante la discusión del Paquete Económico 2025, los diputados de Morelos comenzaron a hablar de un Registro Estatal de Pensiones, una idea que suena bien pero que no sirve de nada sin información sólida que lo sustente. Aquí es donde entra el estudio actuarial: un análisis que no solo contará cabezas, sino que calculará edades promedio, reservas disponibles, el tiempo que aguantarán esas reservas y el valor presente de lo que se debe. Es, en pocas palabras, un mapa para no perderse en el laberinto de las finanzas públicas.
Y no es solo un asunto de números. Hay un mensaje de fondo: la disciplina financiera no es opcional. Desde la Ley de Disciplina Financiera de 2016, el país ha intentado poner orden en el caos de las deudas y compromisos locales, pero en la práctica, muchos municipios siguen improvisando. La propuesta de la diputada obliga a los ayuntamientos a mirar de frente sus responsabilidades y a planear con seriedad. Si tienen personal capacitado, que lo usen; si no, que liciten el servicio y lo paguen como se debe a partir de 2026. Es un golpe a la mesa para decir: “Señores, esto no es un juego”.
Claro, no todo es miel sobre hojuelas. Los municipios pequeños, esos que apenas sobreviven con participaciones federales, podrían sudar frío al pensar en destinar presupuesto a un estudio actuarial. Y no hablemos de la resistencia de algunos alcaldes que ven la planeación como un lujo y no como una necesidad. Pero el costo de no hacer nada es mucho mayor: pensiones impagables que terminen en protestas, deudas que hereden a las próximas generaciones o, peor aún, un rescate financiero que todos pagaremos con nuestros impuestos.
La iniciativa de Jazmín Solano es un rayo de esperanza en un tema que suele ahogarse en promesas vacías. Si se aprueba y se aplica bien, Morelos podría convertirse en ejemplo de cómo enfrentar el problema de las pensiones antes de que sea demasiado tarde. Porque el tiempo no perdona, y ese monstruo silencioso no se va a quedar quieto esperando que lo ignoremos. Es hora de actuar, y esta reforma es un buen comienzo. ¿Será suficiente? Depende de que los ayuntamientos y el Congreso le den el seguimiento que merece. Por ahora, al menos, alguien ya abrió la conversación.