EL JUICIO DE CUAUHTÉMOC BLANCO: ENTRE EL FUERO Y LA JUSTICIA
OPINIÓN
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 18 de marzo de 2025
Hoy, 18 de marzo de 2025, la Sección Instructora de la Cámara de Diputados se reúne nuevamente para decidir el destino político y legal de Cuauhtémoc Blanco, el exgobernador de Morelos convertido en diputado federal plurinominal por Morena. La Fiscalía General de Morelos ha puesto sobre la mesa un juicio de desafuero que podría despojarlo de su inmunidad parlamentaria y abrirle la puerta a un proceso penal por un delito grave: violación en grado de tentativa, denunciado por su media hermana, Nidia Fabiola. Pero, como en toda buena telenovela política, el desenlace está lejos de ser predecible. Aquí los escenarios que se juegan en este capítulo.
La guillotina del desafuero
Imaginemos que la Sección Instructora, liderada por Hugo Eric Flores (Morena), decide que las pruebas de la Fiscalía son irrefutables. Sería un golpe de autoridad: el caso pasaría al Pleno de la Cámara, donde una mayoría simple podría arrancarle el fuero a Blanco. Para que esto ocurra, el diputado panista Germán Martínez, quien ya votó por admitir el caso, tendría que convencer a uno de los oficialistas —Flores, Adriana Belinda Quiroz (Morena) o Raúl Bolaños-Cacho Cué (PVEM)— de sumarse a la causa. No es imposible: Ricardo Monreal, el estratega de Morena en el Senado, ha dicho que no blindarán a nadie si las acusaciones se sostienen. Si el Pleno aprueba, Blanco quedaría a merced de los tribunales de Morelos, un precedente que resonaría en los pasillos del poder. Pero, ¿se atreverá Morena a sacrificar a uno de los suyos?
El escudo de la mayoría
El segundo escenario es más familiar en el guion mexicano: la Sección Instructora, con su mayoría oficialista (3 de 4 integrantes), desecha el desafuero. Ya lo hicieron el 6 de marzo, cuando votaron 3-1 contra admitir el caso, argumentando que las pruebas eran endebles. Si hoy repiten la jugada, Blanco seguirá protegido por su curul, aunque las 10 carpetas de investigación que dijo tener el exfiscal Uriel Carmona seguirán acechándolo como sombras. Este desenlace alimentaría las críticas de la oposición, con el PAN a la cabeza, que no dudará en gritar “¡impunidad!” desde las tribunas. Y no les faltaría razón: en un caso con perspectiva de género, el mensaje sería devastador.
La danza del aplazamiento
Y luego está la opción realista: postergar la decisión. Que si faltan pruebas, que si el expediente está incompleto, que si la defensa de Blanco —cuyo plazo de 30 días para responder está por vencer— necesita más tiempo. Este sería el camino de la dilación, una táctica que el PAN ya denunció en sesiones previas. Si la Sección opta por patear el balón, el caso quedará en el limbo, Blanco conservará su fuero y Morena ganará tiempo para medir el costo político. Pero la incertidumbre no desaparecerá, y la presión pública —sobre todo por el ángulo de violencia de género— podría volverse insostenible.
El telón de fondo
El resultado dependerá de tres factores. Primero, la composición de la Sección Instructora, donde Morena y el PVEM tienen el sartén por el mango. Segundo, el cálculo político: ¿le conviene a Morena soltar a Blanco o mantenerlo como símbolo de lealtad? Tercero, la exigencia de justicia con perspectiva de género, que Flores y Bolaños-Cacho han jurado respetar, aunque sus votos pasados digan otra cosa. Y no olvidemos el Pleno: si el caso llega ahí, la disciplina de la aplanadora morenista será la última frontera.
El veredicto
Con el 3-1 del 6 de marzo como antecedente, el rechazo del desafuero o un nuevo aplazamiento parecen los finales más probables para hoy. Salvo que la Fiscalía saque un as bajo la manga o algún oficialista rompa filas, Cuauhtémoc Blanco seguirá siendo diputado… por ahora. Pero en política, como en el fútbol que él tanto conoce, un mal pase puede cambiar el partido. La pelota está en la cancha de San Lázaro, y el público —nosotros— espera el silbatazo.