LO QUE NOS CUENTAN Y LO QUE SUCEDE
PERSPECTIVA
Por Marcos Pineda Godoy
Miércoles 19 de marzo de 2025
¿Cuánto de lo que vivimos en el México contemporáneo puede ser considerado como realidades que simplemente debemos aceptar, porque así son y nada podemos hacer para cambiarlas? Nos gusten o no, los sucesos están ahí. Ya las explicaciones y las interpretaciones son cuestión de enfoques y conveniencias, pero no extinguen los hechos.
Eso a lo que llamamos normalización guarda muy estrechos vínculos con las tecnológicamente revolucionadas formas de comunicarnos en las últimas décadas. El producto final, conocido como las posverdades, es decir, construcciones deliberadas de opiniones y actitudes sociales a través de la distorsión de las realidades, manipulando emociones y creencias, hoy es un proceso rápido y efectivo.
Resulta más fácil entenderlo si comparamos los procesos comunicativos entre etapas antiguas de la historia y la actualidad. Por ejemplo, en el proceso de la Revolución Mexicana del siglo pasado, diversos sucesos y decisiones de fuerza, incluyendo asesinatos, fueron moldeados por los vencedores para presentarlos al pueblo como actos patrióticos, cuando en realidad se habían originado en las disputas por el poder político y militar. Todo lo demás era la historia que convenía contar al naciente régimen hegemónico. Pero les llevó tiempo, no fue fácil ni automático. La difusión e interiorización social costó trabajo. Las noticias tardaban en llegar, a veces, hasta meses, del centro a la periferia del país.
Hoy, con la Internet y las redes sociales, ya no es así. Las posverdades se comienzan a construir casi de inmediato, dependiendo de la velocidad de reacción de los protagonistas involucrados. Tenemos dos claros casos, producidos en estos días: la navegación del buque destructor estadounidense cerca de las aguas territoriales mexicanas y los hallazgos en Teuchitlán, Jalisco.
Respecto al buque de guerra, la atención se ha querido enfocar no al asedio y las presiones del gobierno de Donald Trump para forzar al gobierno mexicano a tomar acciones contra las bandas del crimen organizado, sino a presentar esa vigilancia y espionaje como usual, normal, no violatorio de la soberanía.
En el asunto de Teuchitlán, el aparato de comunicación del gobierno federal está concentrado en orientar el debate hacia las campañas de los opositores contra la presidenta y su antecesor. Vamos, ya hasta Gerardo Fernández Noroña se trepó al barco de la auto victimización, dejando a un lado, poniendo fuera de foco, a las verdaderas víctimas, que son los dueños de esos cientos de pertenencias encontradas en el rancho.
¿Nota usted la diferencia entre lo que sucede y lo que nos cuentan? Bueno, pues eso es la posverdad.
Y PARA INICIADOS:
La tragedia del pasado lunes en la carretera México-Cuernavaca, con el saldo de una mujer fallecida y sus tres hijos heridos por arma de fuego, derivada de una riña, nos debe hacer reflexionar. No vale la pena la confrontación. Ni aun cuando usted tenga la razón o sea la persona agredida. Si tiene algo que denunciar recurra las instancias legales y judiciales. No sabemos de qué personas se trata, de qué son capaces y si vienen armados. Mejor sea cauto, no se exponga.
La información es PODER!!!