LA BASURA LEGISLATIVA Y LOS BUENOS DESEOS
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 2 de septiembre de 2024
Siendo miembro de la 49 Legislatura local, el inolvidable doctor Rodolfo Becerril Straffon, quien fue uno de los más distinguidos ideólogos de nuestro estado, propuso analizar a fondo el marco jurídico de Morelos y abrogar las partes inoperantes u obsoletas. Tal iniciativa fue turnada a la Comisión de Puntos Constitucionales y Legislación del Congreso, donde primero durmió el sueño de los justos y después se convirtió en basura, tal como ha sucedido con miles de iniciativas legislativas pagadas por los contribuyentes a un altísimo costo.
Efectivamente. En aquella época y según lo plasmaba la página de internet del gobierno estatal, además de la Constitución Política los morelenses teníamos 46 leyes, 195 reglamentos de índole estatal, 60 reglamentos que rigen al Ayuntamiento de Cuernavaca (cada municipio presenta diferentes cantidades) y 11 códigos. No dudo que las cantidades sigan siendo las mismas.
Aquello nos recordó la existencia de aproximadamente 70 mil servidores públicos de primero y segundo nivel en todo el país, además de quienes integran el Congreso de la Unión, cuya merma al Producto Interno Bruto (PIB) es altísima y de sobra conocida. Y no obstante la sangría que esa burocracia dorada genera al bolsillo de los contribuyentes mexicanos, nadie ha hecho algo para frenarla… ni siquiera en el sexenio que está a punto de culminar, cuyos jefes se la pasaron presumiendo la “austeridad republicana” y la “pobreza franciscana”.
Este primero de septiembre fue instalada la 66 Legislatura Federal y la 56 correspondiente a Morelos. Pudimos ver a través de la televisión nacional y local a muchos de los mismos personajes de siempre, dentro de todos los grupos parlamentarios. Políticos, politicastros, politiqueros y politiquillos que se autonombran representantes sociales, cuando a lo largo de muchos lustros incumplieron las promesas de campaña. Y ahí vienen de nuevo.
Los nuevos legisladores del Congreso de Morelos se estrenaron con discursos anquilosados y abultados catálogos conteniendo magníficos deseos, mientras la sociedad sigue de mal en peor. De la misma forma en que miles de servidores públicos no reditúan nada positivo al grueso de la población, la inmensa mayoría de legisladores, sean federales o locales, tampoco lo hacen. Son generadores de basura legislativa. Cada tres años nos ofrecen modernizar y perfeccionar el ya de por sí obeso marco jurídico.
Y no dudo que, mediante honrosas excepciones, así se haya hecho en legislaturas anteriores, aunque engrosando el número de leyes, reglamentos y códigos inservibles.
Conforme avance el tiempo y se acomoden a sus anchas los nuevos diputados federales y locales, distribuyéndose previamente el botín que significan los más importantes cargos y las abundantes prerrogativas dentro de las estructuras legislativas, una vez más confirmaremos la regla: “A mi pónganme donde hay”. Más de un diputado de los 20 que integraron la LV Legislatura de Morelos llegó con una mano adelante y otra detrás, pero al poco tiempo estrenaron lujosas camionetas nuevas, pagaron sus deudas y consolidaron su situación patrimonial. Es importante recalcar que los legisladores de esta entidad se embolsan más de 100 mil pesos mensuales, entre dietas y demás prerrogativas públicas.
La legislatura anterior fue de puro cotorreo. Sus miembros se la pasaron dizque investigando a sus antecesores de la LIV y en la redacción de denuncias que no prosperaron y/o quizás nunca se interpusieron ante las autoridades ministeriales. Puro show y nada de procedimientos legislativos a favor de la sociedad morelense.
Este 1 de septiembre, el coordinador de los nuevos diputados de Morena, Rafael Reyes, declaró que los actores políticos deben poner al Congreso por encima de los intereses particulares y de grupos. Aseguró que el Congreso revisará que la transparencia y rendición de cuentas se cumplan en cada fase de planeación, ejecución y revisión del gasto público. Llamó a recuperar le vertebración ideológica, a recuperar la imagen del congreso y los legisladores, pues, aseguró, “nuestra responsabilidad no se limita a legislar, sino a ser un puente entre las instituciones y la ciudadanía”.
Por su parte, la presidenta de la Mesa Directiva (morenista) Jazmín Solano López delineó la agenda legislativa para la nueva legislatura. Y dijo que ésta tiene el deber ético de participar en el trabajo parlamentario con altura de miras; invitó a todos los legisladores a “desvanecer el estigma de que cada legislatura es peor. Recordó que a más tardar el 30 de noviembre estará lista la Agenda Legislativa que, prometió, será reflejo de la pluralidad parlamentaria. Se integrará con las propuestas de todos los diputados, y de los poderes Ejecutivo y Judicial y de los municipios. Aseguró que la agenda incluirá la revisión de leyes vigentes, la derogación de las obsoletas, resolver iniciativas inconclusas, y las enviadas por el constituyente federal. También contemplará la armonización de leyes federales, propuestas e iniciativas ciudadanas. Etcétera.
Tanto a dichos diputados, como al resto, se les debe conceder el beneficio de la duda. Sin embargo, las palabras y los discursos se los lleva el viento. Los expresados el domingo en el Congreso de Morelos no pasan de ser, por ahora, catálogos de buenos deseos. Habremos de esperar el desarrollo de los acontecimientos y aquí lo comentaremos con la debida oportunidad.